Cuento: "Yo soy el robot" de Scarlet Legonía
Título: Yo soy el robot
Autor: Scarlet Legonía
Categoría: 1ro-3ro de secundaria
Yo soy el robot
Juan, un empresario que trabajaba en una empresa para fabricar robots, era el más destacado de su trabajo. La pasa bien trabajando con todos sus compañeros construyendo robots para el mercado y venderlos.
Su primer robot que salió a la venta que llamado Mini- Robot, en el cual consistía en ayudar a su amo en todo. Era pequeño y con múltiples funciones para el trabajo. El segundo fue llamado Max Robot, que era mucho más grande que el anterior y tenía más funciones. Y así fueron creando más robot, hasta que un día, Juan se quedó hasta altas horas de la noche para construir un robot a solas. Se quedó varias horas en vela para construirlo. Consiguió varias piezas, con varios instrumentos logró hacer su robot. Lo llamó Maxi Robot. Una vez construido lo llevó a su casa, lo escondió. El no quería que nadie supiera sobre lo que el había construido.
Cuando comenzó el trabajo, era como siempre, nadie sospechaba nada de la noche anterior. El robot que había creado Juan era magnifico porque le servía para varias cosas. Caminaba, limpiaba, etc. Una de las semanas de trabajo Juan se enfermó y tuvo que retirarse del trabajo por un mes. Cuando llegó a su casa no tenía a nadie quien le atendiera, así que se acordó del robot que había creado, y lo sacó de su sótano, lo limpió y lo hizo funcionar. Una vez listo puso al robot a cocinar, a limpiar, a regar sus plantas. El primer día configuró al robot para que le hiciera todas las mañanas el desayuno, todas las tardes prepararía el almuerzo, limpiaría, lavaría y asearía la casa.
Y así lo hizo todas las mañanas, tardes y noches, el pobre robot hacía todo lo que Juan quería, mientras que el descansaba en su cama. A la primera semana Juan se recuperó pero el aun no podía ni quería regresar al trabajo. El robot que era consciente de lo que hacía se hartó de Juan, porque el solo vagaba y comía. En cambio el robot era como “la ama de casa”. El robot, ya harto, decidió vengarse porque ya estaba demasiado cansado de seguir trabajando para él. La primera noche de la segunda semana, el robot realizó su venganza. Eran las 10 de la noche, Juan dormía profundamente. Maxi Robot aprovechó la acción para asesinarlo. Lo primero que hizo fue dirigirse a la cocina y coger un cuchillo. Luego se dirigió al cuarto de Juan, entró sigilosamente y en vez de asesinarlo, pensó en hacer algo mucho mejor. Aprovechando que Juan era de la misma estatura y del cuerpo también, pensó en hacer lo más macabro de este mundo.
El robot era bien astuto, lo que pensaba hacer era cortarle el pellejo y ponérselo encima del robot y así luciría como Juan. Primero lo degolló, luego le sacó toda la piel y así fue logrando su venganza. El cuerpo lo quemó y lo botó a la basura, pero lo que a el le servía era su piel, su pellejo. Para Max Robot fue muy duro y difícil colocárselo. Y lo peor de todo era que, aparte de casarle la piel, también le sacó el cerebro. Antes de colocarse la piel se dirigió al propio laboratorio de Juan, donde ahí había sido programado también Max Robot. Colocó el cerebro de Juan en una máquina pequeña y la llenó de cables. Prendió el computador y salió toda la información de Maxi Robot. Lo que hizo Maxi fue auto programarse tal como Juan y con muchas más funciones.
Una vez que Maxi se auto programó, comenzó lo más dificultoso” a colocarse la piel, lo hacía cuidadosamente, minuciosamente, poco a poco, hasta que lo logró. ¡Quedó idénticamente a Juan! La venganza es dulce pensó. Podía hablar perfectamente con la misma voz de Juan. Le quedaban 2 semanas más para volver al trabajo y seguir vengándose. Perfeccionó sus movimientos, su voz, el pelo, toda la cara. Hasta que llegó el maldito Lunes. Cuando entró al local todos lo veían normal, saludó a sus supuestos compañeros, a su jede, a todos. En el trabajo Maxi sabía qué hacer, comenzó a crear robot con sus compañeros y él se oponía a que los robots, que habían creado, salieran a la venta. Y así fueron pasando las semanas, creo y creó demasiados robots para su próxima venganza. Una de las noches, cuando ya habían creado suficientes robots, el supuesto Juan se los llevó a todos a su casa. Los programó tal como lo había hecho Juan. Una vez programados todos los robots, Maxi les explicó qué era lo que tenían que hacer con los trabajadores de la empresa. Al día siguiente, Juan llegó a la empresa y les explicó a todos que él se había llevado los robots para, supuestamente, arreglarlos un poco. También los amenazó que esa noche debían quedarse más de lo debido porque Juan quería mostrarles algo. Todo fue acordado como tal. Ya eran las 10 y 30 de la noche. Juan dijo que retiraría por unos cuantos minutos para traer lo que supuestamente iba a mostrar. Llegó a su casa, cogió a los robots y los subió a su carro. Todo está planeado. Cuando llegó de nuevo a la empresa, solo entró él al laboratorio y amarró a todos sus compañeros a la silla. Quería hacer lo mismo que había hecho Juan. ¡Quería volver al mundo de robots-humanos! Hizo el mismo procedimiento como lo hizo Juan. Comenzó a degollar a todos los trabajadores, a sacarles la piel. Pero uno de los trabajadores no fue ese día al trabajo. Cuando llegó a la empresa no entró, solo vio por la ventana lo que supuestamente Juan estaba haciendo. Realmente se decepcionó
El joven que estaba viendo por la ventana no sabía qué hacer, no lo podía creer, se dirigió a la casa de Juan. Estaba muy ansioso. Cuando llegó encontró la puerta abierta, entró, encontró el laboratorio y rebuscó todo. Tenía que detener ese asesinato. Buscó, encontró programadores y el cerebro, se asustó, pero el ya sabía lo que estaba sucediendo. Tenía que desactivar a Maxi Robot antes de que él active a otros más. Llevó los instrumentos necesarios para desactivarlo.
Cuando llegó al local, Juan seguía despellejando a los trabajadores. Entró despacio, peor el supuesto Juan escuchó la bulla. Lo malo era que cuando llegó, ya había activado 5 robots y todos seguían el proceso de Juan. Hasta que el joven gritó y salió a la defensiva. Dijo: ¡Juan, basta! Y el robot dijo: No, yo no soy Juan, yo soy el robot. En ese instante se sacó el pellejo de Juan y quedó como el verdadero robot. Ahora el joven no sabía cómo desactivarlo. Corrió detrás del robot, trató de desactivarlo, pero fue en vano. Maxi lo empujó y cayó al piso. No sólo era el joven y Maxi, sino los 6 robots contra el joven. Con tanta bulla, la policía llegó. Invadieron el local. Lograron capturar a unos cuantos robots. Con la distracción de Maxi, el joven logró desactivarlo. Agarraron a Maxi y a los demás robots y le preguntaron por qué había hecho eso y él dijo por venganza, porque Juan lo explotaba en el trabajo. La policía le dijo si la venganza era para Juan porque tuvo que asesinar a los trabajadores y el dijo que solo lo hacía por puro gusto. Luego de eso limpiaron la escena del crimen también interrogaron a el joven. Y dio su testimonio, en eso el robot intervino para decir su plan malvado, quería que, ahora, los humanos sean esclavos de los robots, porque los robots no solo son esclavos, también querían ser respetados. Y no explotados. También fueron a la casa de Juan para seguir investigando y ahí encontraron el cerebro, las programaciones y demás instrumentos. Llevaron las pruebas a la comisaría para seguir interrogando al robot. Una vez dado su testimonio dijo: Todo este tiempo que pasé en esa empresa, no fui Juan, porque como ya saben, yo soy el robot. Y en ese instante se desactivó por completo.
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