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[no hay cambio sin experimento]

Cuento: "Todo lo hice por ti" de Kimberly Chávez

Título: Todo lo hice por ti.

Autor: Kimberly Azucena Chávez Rosas

Categoría: 1ro-3ro de secundaria.

Colegio: San Martín de Porres

 

Todo lo hice por ti

En un lugar llamado Tecnocity, donde abundaban los mejores robots del universo, existía un robot llamado Troy.

Este robot no era cualquier robot, tenía sentimientos, incluso estaba enamorado de Leya, la más extraordinaria de los robots.

Leya sabía que Troy estaba enamorado de ella, pero a pesar de saberlo, no tenía ni la amabilidad de saludarlo, esto destrozaba a Troy.

Todo comenzó cuando pasaron cinco años después de la creación de Troy, pasaron unos meses más. Un día él iba a recoger su combustible, cuando en el camino, vio a Leya cantando y al instante quedó sorprendido de verla, ya que Leya no solo era un robot común, era más bien un androide, se parecía a un ser humano.

Era alta, su cabello era de color castaño, sus ojos eran pardos, para Troy era la robot más linda que había visto jamás.

Troy la contempló, ella cantaba y daba vueltas, cada segundo era como un sueno para él. Leya se dio cuenta de que la estaba mirando, ella se incomodó, se fue hacia otro lado y Troy la siguió. Leya comenzó a hacer piruetas y otra vez se dio cuenta de que la había seguido y la estaba observando.

De pronto Troy se acercó a ella y le dijo que bailaba y cantaba muy bien.

Leya le respondió que ya lo sabía y que se alejara de ella, porque no quería que la vieran conversando con él, ya que no se juntaban con robots que no fuesen de su clase, para ella esto quería decir, que fuera de la última generación. Troy era de hace cinco años y ella del año presente.

Troy se sintió un poco mal por lo que le dijo, pero aún así le preguntó sunombre y Leya le contestó que jamás le diría su nombre y se fue. Pasaron semanas, Troy tenía un nuevo amigo llamado Driyo, justo era un androide. Le dijo las características de Leya, que la había visto bailar y cantar pero que no le quiso dar su nombre. Driyo reconoció las características y le dijo su nombre. Troy no podía creer que Driyo fuera amigo de Leya, quiso comprobarlo.

Al día siguiente Driyo llevó a Troy a la casa de Leya, le dijo que se escondiera. Driyo se dirigió hasta la puerta y tocó un timbre, contestó Leya y le dijo que podía pasar. Driyo puso su mano en una placa que tenía la forma de una mano y digitó uno números, entonces la puerta de metal se abrió.

Leya estaba en la entrada, Driyo la saludó por su nombre. Troy estaba emocionado de que estuviera por su casa.

Minutos después Driyo salió y le dijo a Troy que conversó con Leya sobre lo que pasó del incidente. Driyo le comentó que a Leya no la había intersado Troy en absoluto, ya que no era nuevo.

Troy dijo que la conquistaría poco a poco y dijo: “Yo soy el robot que ella necesita”.

Pasó un mes y Troy no tuvo buenos resultados, ya se había topado con Leya un par de veces, pero se hacía la que no lo miraba y no le saludaba.

Una tarde Troy vio que querían sacar el chip de Leya para ponerlo a otro androide. Él fue hasta la casa de Leya, tocó el timbre. Leya respondió quién era y Troy le dijo su nombre, como Leya ya sabía su nombre porque Driyo le había dicho, no le abrió la puerta.

Leya se preguntaba cómo sabrá dónde vivía y pensó que Driyo le había ensenado. Como Leya no había abierto la puerta, Troy volvió a tocar todo nervioso. Leya se molestó y mediante una pequeña pantalla le dijo que se largara y no la molestara.

Troy le contestó e insistió en que era importante lo que tenía que decirle. Leya fue a abrirle la puerta para que se fuera de una vez. Cuando abrió la puerta ella le dijo qué era tan importante que tenía que decirle y Troy le dijo de que unos androides querían quitarle su chip. Leya no le creyó, para ella solo era una excusa para hablarle, así que cerró la puerta. Troy la llamaba, pero ella no le contestaba. Troy muy triste se fue de regreso a su casa.

Dos días después vio a los androides que pretendían sacar el chip a Leya y decidió seguirlos. Los androides se dirigieron a la casa de Leya y les abrió la puerta. Troy jamás pensó que ellos fuesen amigos de Leya. Troy no supo qué hacer y justo cuando entraron los androides, Troy corrió y logró entrar a la casa si que nadie se diese cuenta. Leya y sus amigos se sentaron, uno de ellos decidió pararse y fue detrás de Leya dirgiendo su mano hacia la espalda de Leya, que allí se encontraba el chip.

Troy  al ver eso fue rápido a la escena y tumbó a aquel androide, Leya se sorprendió cómo había ingresado hasta su casa y le grito por lo que había hecho. Troy le dijo que intentó quitarle su chip. El androide se paró y le dijo a Troy que había arruinado su plan. Leya no podía creer lo que había oído, ambos androides “amigos” de Leya quisieron capturarlos, pero Troy tenía instalado un láser destructor, que al activarlo destruyó a ambos androides. Leya se había quedado atónita, no supo qué decir. Solo se acercó a Troy y lo abrazó fuertemente. Troy la besó y le dijo que nunca dejaría que le hicieran daño, entonces Leya le dijo que le daría una oportunidad de estar con él, ya que la había salvado. Troy se sintió muy feliz y lo único que le dijo fue: “Yo soy el robot que a tu lado estará siempre”.

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