www.escuelab.org

[no hay cambio sin experimento]

Cuento:"El nombre es lo de menos, porque puede cambiar" de Paola Correa

 

Título: El nombre es lo de menos, porque puede cambiar

Autor: Paola Correa Zapata

Categoría: 1ro-3ro de secundaria

Colegio: C.E.N.E  Señor de la misericordia

 

El nombre es lo de menos, porque puede cambiar

Por allí en un lugar que lleva por nombre… (bueno, el nombre es lo de menos y en todo caso se dirá después); sigamos, en un lugar grande, inmenso, hay una casita con forma cuadrada, muy grande, poco ostentosa 9es decir, pese a lo grande no tiene mucho que envidiar)…donde dicen haber visto muchos robots. Muchos robots que son mandados por una persona, por una persona como yo, y dicen también haber visto solamente una casa, una cosa grande, la casa de la cual se hablaba al principio, si, la misma y la única existente en todo ese lugar.

Pero, ¿por qué dicen que mando si no lo hago? Betty dice: “Usted da órdenes”…Marcos dice “Usted manda”, y Rebeca lanza al aire un “Yo hago lo que usted dice”. Yo solamente les digo lo que deben hacer, sus acciones. Lástima que no sienten, lástima que no tienen corazón y no pueden entender lo que es necesidad…lástima que no se manejen solos y me traen y dan todo sin que tanga que hablar. Aunque qué dicha tengo al saber que no sienten y por lo tanto no pueden reclamarme por su vida ni por su libertad.

10:38 p.m.

-La televisión está prendida- dice Betty.

-Gracias- le digo.

-De nada- responde Betty.

 

 

Qué vid ala de estas cajitas, nacen de un proceso, de un trabajo científico y ¿para qué Para terminar en un lugar como el de aquí, donde una “loca pereza” como yo no busca más que algo de compañía y servicio en ellas/

Aunque también qué triste vida la mía, que vivo aquí como una tonta rodeada de individuos que no hacen más que lo que yo les pido. ¡Qué gran vida me tocó vivir! ¿Por qué no fui un robot también? Para no sentir esta tristeza y soledad, ¿por qué no me tocó vivir en otra época? Ah, por qué tuve que nacer aquí, en una tierra completamente aislada donde lo único que encontré fue cajitas y cajitas y cajitas. Cajitas que halé varadas en esta tierra y que para mi mala y buena suerte a la vez, evocaron su mirada a mí.

Si no tuviera sentimientos no hubiera pensado en mi pereza y en todo lo que estos robots” podían hacer por mí. Es decir, no los hubiera traído aquí, aunque si no lo hubiera hecho quizás ya no estaría contando este cuento y me hubiera muerto de cansancio y de soledad.

Bueno, mejor no sigo porque me pongo melancólica y luego estos se demoran para encontrar los pañuelos y secar mis lágrimas. ¡Ay! Cómo conocieran lo que es necesidad. Mmmm…yo las diez de la noche, veo la luna, veo el cielo, está nublado, parece que lloverá. Ojalá no porque cuando llueve ya no se siente mucho frío y yo ya me abrigué. Tendría que llamar a uno de mis “compañeros” para que me ayude a sacar esta ropa y no, hoy están lentos. Mejor me voy a dormir, la televisión adormece allí no hacen más que pasar y pasar historias, juegos y otras cosas que si en algún momento divierten en otro no, y esos otros incluyen éste, el momento en el que me pongo a pensar en mi vida.

-Marcos, prepara mi cama por favor- digo.

Qué lento, creo que hoy no duermo.

-Rebeca, ayúdalo- digo a mi otro robot.

Siento mucho frío, la ropa que traigo ahora no me abriga y las cajitas que traje para que me abriguen, no me dan ni un poco de calor. La hora avanza y entre dos todavía no terminan de acomodar mi cama. Me siento sola, éstos parecen estacas que no hacen más que “adornar” y “llenar” mi casa…esta casa que de bueno no tiene nada, que no conoce al amor ni la alegría, que solamente cono la satisfacción que da el saber que te sirven; pero que lo que si tiene es tristeza, mucha tristeza que genera el verme aquí sentada, sola, pensando en mi vida, en la vida que me tocó vivir. En la vida que carcome y en esta vida en la que solamente sirvo para ser servida; es decir, vida en la que simplemente no sirvo.

Tengo o llevo una vida placentera, en la que estas cajitas sumisas, mis cajitas preferidas me sirven y dan todo cuanto quiero…Pero por otro lado una vida fea…La vida se vive gratis 9pero ojo, ese gratis no incluye todo el esfuerzo que haces por conseguir algo, por conseguir bienes necesarios y bueno, también innecesarios) La vida se vive gratis y los sufrimientos también vienen gratis, las penas vienen gratis, los abrazos te los regalan, las sonrisas te las regalan. Los reconocimientos de los ganas, el cariño te lo ganas, la soledad viene sin compañía, sin alguien que la empuje…El llanto sale del corazón y brota por los ojos sin esfuerzo, las lágrimas se evaporan, se salen de la boca y como dije algún día…”las palabras terminan como lo que son, palabras, palabras que gastamos sin que nos hayan costado”.

Como vemos la mayoría de cosas malas en esta vida vienen gratis, pues las buenas tienes que ganártelas.

Pero estos robots que ni siquiera si son buenos o malos para mi, ¿también vienen gratis? ¿También son gratis? ¿Son un regalo de ese “ser supremo” que dicen que existe? Ya no sé ni siquiera si me costaron; tal vez no me hayan costado efectivo paro sí muchas amarguras, muchos dolores de cabeza por lo lentos que son y por no saber adivinar lo que necesito, por no conocer de necesidad. Entonces tal vez ese sea su costo, tal vez estos no vinieron gratis, pero si no vinieron gratis es porque son algo bueno…Mmmm, no lo sé, mejor me quedo con mi pensamiento de siempre, estas cajitas son buenas y malas a la vez.

-La cama está lista- exclamó  Marcos.

-Gracias- respondo- anda a tu esquina de siempre Marcos.

-Está bien, de nada- me dice “Marquitos”, otro de mis robots.

Jamás entenderé por qué estos robots son tan educados, bueno quizás sea porque les enseñe a ser así…son unos robots con buenos modales…ja, ja, ja, ni modo, a dormir.

02:00 a.m.

La madrugada se torna pesada, no tengo sueno, de un momento a otro se fue. Tal vez el sueno no sea gratis y tenga que pagar un precio por él y ese precio sea unas horas reposando en mi cama, sin sueño, a oscuras, a solas y con miedo…Miedo porque oigo ruidos extraños, no sé qué me pasa, escucho voces por todos lados, pero no entiendo lo que dicen. Oigo pasos y estoy sol como siempre, ni Betty, ni Rebeca, ni ningún individuo está conmigo. Los que no están en la sala están en cerrados arriba, los dejé allí para que no se gastaran, ni siquiera sé si algún día se acabará la pila, o batería, o cualquier otra cosa que tienen y los hacen funcionar; no sé si algún día dejarán de servirme…pero mejor es prevenir que lamentar, así que hice bien. Soy atea pero en momentos como estos me queda solamente hablarle a “Dios” y pedirle, exigirle que calle a estas voces.

-Alejandra- se escucha.

-¿Quién está ahí? ¿Quién es?- digo.

-Déjalos Alejandra, déjalos por favor- me responde.

¿Quién eres? – repito.

-Déjalos y no te hundas más porque ya estás ganándote un lugar en donde nadie quiere estar- me dice.

06:13 a.m.

¿Qué pasó? ¿Me quedé dormida? Solamente recuerdo que de pronto sentí algo que movió mi alma y me hizo descansar.

-Rebeca, ven- digo estando sola en mi cuarto.

-Diga señora- me responde.

-Prepara un vaso con leche y galletas- le pido.

-Ya voy, señora- me dice Rebeca.

¿Qué me queda pensar? Nada más que, ayer, escuchando esa voz que decía “déjalos ir”, me quedé dormida. ¿Déjalos? ¿A quién tengo que dejar, a quién si estoy sola? ¿Dejo a mi soledad? ¿Y quién me hablaba? ¿Quién era? ¿Quién? Interrogantes, malditas interrogantes, que se quedarán sin respuesta.

Tendré que olvidarme de todo y pensar que fue una equivocación del destino, eso ya pasó y no volverá a pasar.

-Su vaso con leche y galletas ya están listos señora- dice Rebeca.

-Gracias, te puedes ir- le respondo.

Es el colmo que los robots ahora, en el 2010, aún no tengan la capacidad de preparar cosas ricas, ni modo, tendré que aguantar todo lo que me den. ¡Qué pereza me da cocinar! Prefiero comer alfo feo a cocinar.

Comeré, me banaré y saldré a dar una vuelta para pensar, siempre es bueno respirar fuera de casa y olvidarse por un momento del encierro por el que pasa día a día mi alma en ella. Bellas cordilleras, suelo accidentado, tierra fuerte, cielo azul y yo; alguien de estatura me diana, contextura delgada y tez trigueña que va caminando por esa tierra con la mirada perdida…Ojos de color marrón oscuro y cabello decolorado por el paso del tiempo y efecto de la luz solar, que hizo que pierda su color inicial. Sol radiante, sol que es realidad y robot, cajitas encerradas en una casa que desde aquí donde estoy se ve lejana…Cajitas que son creación de científicos que los dejaron tirados por aquí, cajitas que son personas artificiales, “humanos: que son “inhumanos”. Mañana con el ruido que hacen las aves, olor a tierra fértil, aire fresco que golpea mi rostro suavemente…Vida que se va esfumando poco a poco, vida en la que vivo de lo que alguien me dejó y deja de vez en cuando. Siento que mi vida se me va yendo y no he hecho nada de ella, he podido salir a arar la tierra, a sembrar para tener cosechas pero no lo he hecho. He podido hacer mil cosas con esos robots pero no lo hice, me ha ganado mi pereza y he preferido quedarme en casa a disfrutar los placeres de la vida. Pero bueno, qué estoy diciendo, ahora no me voy a querer arrepentir de lo que hice o hago de mi vida. No se llora sobre la leche derramada, y peor aún, no es el momento ni circunstancia para quejarme o lamentarme de mi vida…Mejor sigo apreciando este paisaje tan puro, tan bonito y pienso en lo que haré llegando a casa. Salí para relajarme, para respirar y pensar en lo que acabo de decir, no sé por qué acabe pensando en lo otro. En fin, seguiré caminando y ahora agrego algo más, si el hecho de la existencia de un “Dios” es tan remota para mí, entonces, ¿quién creó todo este espacio tan placentero? ¿Quién hizo este lugar tan propicio para pensar? ¿Cómo Dios se creó y cómo “el creó  tantas cosas? Es increíble ponerse a pensar en todas las preguntas que pueden salir o brotar si me pongo a pensar llenando mi cabeza de preguntas que se quedarán sin respuesta.

Mejor ya voy a casa, llego y veo televisión…Basta de reproches por mi vida y lo que hago con ella, que venga lo que venga y que se vaya lo que se tenga que ir. Me sentaré como siempre horas de horas a ver una televisión programada para que pasen y pasen cintas antiguas de personas que ya están muertas. Después iré a mi cuarto y me acostaré en mi cama tan confortable, tan acogedora, en la que día a día me hecho a descansar. Muy bien, luego veo televisión, como algo, duermo  y después me divierto un rato viendo cómo mis robots hacen todo lo que quiero; es increíble el regalito que me dieron, miren que dejármelos serviditos, cerquita a mi casa es un verdadero regalo, ¿de quién? No sé, pero es un regalo que debo agradecer.

6:16 a.m.

 

Vi televisión, comí, dormí, y el sueno, creo que ya se me acabó. Ahora qué hago…Yo no sé cuando moriré pero lo que me dejaron y dejan de vez en cuando aquí 9casi por obra de magia) se me va acabando. No sé porqué pero ese “de vez en cuando” últimamente se ha conertivo en un “dejando un mes”. De lo que me dejaron ya casi no me queda nada, y de o que me dejan, pues tampoco y hace poco lo trajeron. No sé qué haré, siento que la vida se me va.

-Roberto, trae un vaso con leche y cereal- digo- Roberto, ¡Roberto, ven aquí ahora!

Voy señora- responde.

-¿Qué te pasa? ¿Por qué no me hablas bien? Trae un vaso con leche y cereales- le digo.

Ahora hasta esa cajita está fallando, definitivamente se me va todo. Roberto está más lento y cuando le pido algo, no lo hace.

-Aquí está lo que…pidió señora- dice Roberto.

-Gracias, anda  a la sala- le respondo.

6:50 p.m.

Terminé, ahora sí no tengo nada más que hacer. Fui a dormir, quizás sea una buena escapatoria a mis problemas. Esta vez preparé yo la cama, estos se demorarán otra hora para hacerlo.

8:35 p.m.

-Déjalos Alejandra, están cansado, ellos quieren libertad, libertas Alejandra- me dice alguien despertándome.

De nuevo no por favor, por favor no, me volveré loca. ¿Qué me está pasando? ¿Qué le pasa a mi vida? ¿Qué hice para que me tenga que pasar todo esto? Dormiré, intentaré seguir durmiendo…

12:03 a.m.

-Déjalos, no los encierres en tu mundo, no los llenes con tus problemas, no seas tan egoísta, déjalos ir- vuelve a decirme ese alguien que no sé quién es.

-Déjame tú, déjame porque me estás volviendo loca, déjame te lo ruego- digo lanzando una súplica al aire, súplica que no tiene respuesta alguna.

9:30 a.m.

 Buenos días soledad, ya van tres veces que escucho tu voz que enturbia mi corazón, que me intranquiliza, que no hace nada más que hacer mi vida más desgraciada. ¿Por qué no soy omnisciente? ¿Por qué no puedo saber quién me hablas y porqué lo hace?

Llevo años viviendo así, como ahora y jamás he sentido  esta angustia. ¿Por qué ahora? Hoy soné algo raro, veía una luz radiante que me alumbraba y hacía recordar la voz que he estado escuchando últimamente y una luz que me dejó intranquila. Ya van dos noches escuchando voces y no sé qué haré si sigo escuchándolas…siento que el verme así, pensando en lo que necesito y no sé de dónde sacaré, y en todo lo que me está pasando…terminará volviéndome loca.

¿Qué haré con lo que necesito y pronto no tendré? ¿Trabajar? ¿Sembrar? Para nada, la, creo que me estoy volviendo loco. Mejor me levanto y pido a mis cajitas que preparen mi desayuno.

-Camila, prepara mi desayuno, sirve yogurt, cereal y dame una manzana, por favor- digo a Camila, mi robot.

-Está bien, regreso mi ama.- responde Camila.

Hasta que no descubra quién o qué es eso que me habla y me dice “déjalos”, no estaré tranquila. Ellos no son, para nada, vivo mucho tiempo con ellos y podría reconocer sus voces aún cuando estuvieran hablando a la distancia. ¿Pero si no son ellos, entonces quiénes son, si aquí no hay nadie más que yo?

-Su desayuno está en la mesa mi ama- dice Camila.

-Gracias, Camila- le respondo.

-De nada- me dice y toma el camino para irse.

-¡Camila! Llama a todos por favor, diles que vengan aquí- le digo aprovechando que está camino a la sala.

-Está bien señora Alejandra- me contesta.

-Vamos todos al comedor- dice Camila a las cajitas.

-Necesito que contesten lo que les voy a responder, ¿si?- les digo.

-Sí- dicen todos al unísono.

-¿Están seguros? ¿Si me podrán responder la verdad?- pregunto.

-Sí- repiten.

-¿Alguno de ustedes ha entrado a mi cuarto en la noche y me ha estado hablando y diciendo una serie de cosas?- pregunté.

-No mi ama- responde.

-Váyanse- les digo molesta, desesperada.

Mi única esperanza se agotó, no fueron ellos. ¡Qué cólera me da verlos tan tranquilos~ Ay, pero cómo quiero que dejen por un momento la tranquilidad que siempre han tenido si ellos no sientes, no conocen los sentimientos. Son como piedras, como la tierra a la que todos pisan pero que nunca siente dolor…como supieran de dolor.

Comeré y meditaré por segundo o tercer día consecutivo, me pondré a pensar en mi vida y en lo que haré con ella. La diferencia está en que en que ayer estaba relajada y no quería pensar en ellos, en cambio hoy quiero hacerlo. Estoy más preocupada que nunca…No me conocía así, no me conocía sufriendo o pensando en lo que haré hoy o mañana, jamás me vi pensando en mi futuro o presente, menos en mi pasado…jamás me vi así.

Vida, me estás trayendo muchos problemas…muchos.

-Déjalos Alejandra, no puedes tenerlos encerrados- me dice la voz que escucho y no sé quién es.

-Déjame tú, déjame porque no sé quién eres- le respondo.

-Soy tu conciencia, soy el Dios que según tú no existe, soy el Dios del que tanto dudas. Aquí estoy después de tantas súplicas, me presento a ti no para que me toques, porque no podrás, sino para que me escuches mirándome a los ojos, para que me preguntes todo lo que quieres.

-Dudo de ti porque no sé quién te creó, porque no sé cómo creaste todo esto y porqué me diste esta vida tan rara que tengo- digo.

Yo no me he creado, mi existencia es algo divino, Jesús hizo todo esto solamente en una semana. Yo te he dado la vida y si decidí que vivieras en esta etapa en la que te resulta tan difícil vivir, en ellas, para ver si el hombre sucumbe entre lo fácil y como caíste estuve tratando de levantarte, quería que tomaras conciencia y recapacitaras, por eso son las pruebas que estuve poniéndote, pensé que te darías cuenta del mal que estabas haciendo pero no fue así. No supiste superar ninguna prueba. Los robots fueron creados para que les des un buen uso, decidí ser un científico para ti, pero ante todas las facilidades que tenías no supiste ni pudiste responder como era debido. Ahora te doy dos opciones: Redimirte o no. Estás hoy ante mí y tienes la oportunidad de salvarte. Reconoce que tener a los robots como esclavos fue un error y sálvate Alejandra- me dice Dios con tono preocupado e imponente.

-Sí fue un error tenerlos como esclavos, ellos no sienten, pero tampoco puedo tenerlos así- aseguró. Reconozco que las tentaciones me llevaron por un mal camino, que me dejé llevar por mi pereza, por mis ganas de ser servida y no hacer nada. Reconozco mi error señor, reconozco mi error hoy ante ti. Sí, señor…Dios, sin ningún tono burlesco ni sarcástico…Dios sin un tono diferente, Dios sin comillas…Creo en ti señor, creo en tu poder y en todo lo que hiciste. Creo en tu amor y me entrego a ti, en tus  manos pongo mi vida. Gracias por permitirme verte señor, gracias por mostrarte a mí. Yo quiero que todos ellos, que todas mis cajitas como les decía, tengan la libertad, salgan todos, váyanse y vengan solamente de vez en cuando a visitarme para acompañarme en las noches, cuando como siempre esté sola- digo con suma tristeza y a la vez alegría.

-Tú no estás sola, me tienes a mí, estoy en todas partes y te acompañaré todas las noches, me tienes y nunca te dejaré sola; cuando te sientas mal recuerda que estás conmigo- me dice Dios.

-Salgan cajitas, salgan y gracias Dios por abrirme los ojos. He sido muy egoísta todo este tiempo pero ya basta de esa Alejandra, basta de la que fui antes, le digo basta a mi vida banal y si me lo permites señor, seguiré viviendo pero esta vez será de mi esfuerzo, de mi empeño, de mi dedicación- digo a Dios.

-Ta daré la vida hasta que cumplas tu misión aquí- responde mi señor.

-Soy una prueba fehaciente para todas las generaciones que vengan, del cambio que tú y tú poder pueden lograr en alguien. Soy prueba fehaciente de una conversión y quiero que mi historia sea contada…Si puede ayudarte Dios- ruego al señor.

-Será así si es necesario- dice Dios desapareciendo entre las nubes que logro vislumbrar por las lunas que hay en las paredes del comedor. Tierra me ensenó muchas cosas; aquí está

Mis cajitas se fueron, seguro están afuera esperando que yo les mande algo, pero no, eso se acabó…Son libres de caminar y tomar el rumbo que quieran, son libres de venir o no si algún día desean regresar aquí. Me quedo aquí  pero con Dios, sola no, nunca más sola, jamás sola…

Esta tierra me ensenó muchas cosas; aquí está envuelta mi historia y las páginas que llena este lápiz, aquí vivo mi vida, aquí descubrí la persona que soy; una persona capaz de vivir lo que le den sus propios medios; una persona que vive feliz aquí en “sintad”. “Sintad” de sentir, de sin libertad…pero ahora yo llamaré “Contad”, con libertad.

 

 


Categoria: