Cuento: "Yo soy el robot" de Carlos Huayamares de la Cruz
Título: Yo soy el robot
Autor: Carlos Huayamares de la Cruz
Categoría: 1ro-3ro de secundaria
Colegio: San Martín de Porres
Yo soy el robot
Y abrí los ojos, vi todo borroso por un momento, pero después me pareció extranio. Todo era blanco y habían muchas computadoras, unos señores con ropa blanca y otros con una especie de vidrios en los ojos me miraban asombrados, Frente mío había una pantalla blanca, en la cual estaban escritas tres frases, que encerraban unas leyes fundamentales:
-Un robot no debe causar daño a un ser humano.
-Un robot debe de obedecer a un ser humano, sin contradecir la primera ley.
-Un robot debe proteger su propia existencia, sin contradecir la primera o segunda ley.
Uno de esos señores me dijo que yo era un robot y que me llamaba Wakamarush. Al día siguiente me llevaron a un lugar donde había muchas personas que se quedaban asombradas sólo con verme. El señor que dijo que me llamaba Wakamarush era un personaje de gran renombre, era el doctor Mitsubishi, quien iba a dar una conferencia de prensa sobre su nueva creación. Él habló de mí, me presentó como un con mayor interacción con los seres humanos, pero me sacaron de ese lugar antes de que le doctor termine su conferencia de prensa. Un colega del doctor tocó mi nuca y todo se puso negro.
Luego volví a abrir los ojos y vi al doctor, él me dijo que no tuviera miedo, que iba a tratar de ser mi amigo y también a que entienda las emociones. Era extraño para mí que él me en tendiera, el doctor no cesaba de hablarme. Yo le dije que no sabía qué significaba ser amigo, él me explicó detenidamente todo acerca de los sentimientos y poco a poco empecé a sentir algo extraño e inquietante que resultó ser ciertos sentimientos.
Un día cualquiera fui a verlo y hablar con él sobre cosas que no entendía, pero estaba tirado en el piso, de su boca salía un líquido rojo. Yo le pregunté qué era eso, pero no obtuve respuesta. Lo sacudí, pero no se movía. Entonces sentí algo extraño, como si algo me estuviera lastimando internamente y de repente alguien entró con varios hombres armados y me apuntaron. Yo estaba asustado y corrí hacia una ventana que estaba cerca de ahí, me lancé al patio y los hombres empezaron a disparar. Una bala me cayó en el brazo, lo que me causó dolor y corrí mucho, sin saber hacia dónde, hasta que llegué a un callejón y ahí pasé la noche. Fue horrible porque nunca me había sentido así, triste, adolorido y asustado. Al día siguiente me di cuenta que todas las personas me estaban buscando. Me encontré con un niño que estaba llorando y le pregunté el motivo de su tristeza. Él me contestó que estaba perdido, asustado y que le dolía la pierna. En su dolor me abrazó, sentí que no quería hacerme daño, entonces le pregunté qué era ese líquido rojo que corría por mi brazo. Él me dijo que era sangre, entonces me di cuenta por qué el doctor decía que entre los robots y los humanos había muchas diferencias pero yo era la excepción, era especial. Entonces el niño me sacó de mi trance, preguntándome ¿Eres el robot que creó el doctor Mitsubishi? Le contesté que sí, el niño sonrió y me dijo llorando ¡Papá, eres tú! Yo me quedé atónito, llorando me dijo: Tuvimos un accidente en el cual tú, padre mío, casi perdiste la vida. Mamá quedó ilesa y yo me fracturé una pierna. Mamá en su desesperación pidió ayuda a muchos hospitales y en uno de ellos se presentó el doctor Mitsubishi, quien ofreció sus servicios bio robóticos, proponiéndoles que tal vez te podría salvar la vida, propuesta que fue aceptada por mamá. Después de varios meses de gravedad y de estado de inconsciencia, perdiste la memoria. El doctor, con la aprobación de mamá, decidió convertirte en robot mediante la implantación de unos sensores sofisticados. Fue así que te presentaron en la conferencia de prensa como el primer robot con genes humanos. Yo me quedé totalmente asombrado y de pronto apareció una mujer llorando, buscando a su hijo. Él fue donde la señora diciendo: ¡Mamá, encontré a Papá! La mamá abrazó al niño y se lo llevó. Después de un rato volvieron y la señora me abrazó, confirmando la versión del niño. En ese momento pude recordar todo el accidente. Los policías pudieron entrar en el callejón y me apuntaron, mi esposa y mi hijo les pidieron que no me dispararan, que yo era inocente, pero no los escucharon y dispararon contra mi, motivo por el cual me desplomé. Vi cómo mi hijo y mi esposa se acercaron llorando cuando apenas pude decir ¡Yo no maté al doctor Mitsubishi! Asomándose una lágrima por mis ojos, fue en esos momentos que escuché a otros policías que llegaban diciendo Ya encontramos al asesino del doctor…
No escuché más, mis ojos se cerraron.
De pronto vi una luz, era de un carro que iba sin control, que casi choca con el carro que yo manejaba. Después paré. Salí del carro y fui a ver quién estaba en el otro carro. Nos disculpamos, luego regresé a mi carro y vi a mi esposa y a mi hijo durmiendo, por lo tanto todo fue un horrible sueno, el cual pudo haberse hecho realidad por la falta de responsabilidad de conducir cansado y con sueno.
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